Con el aumento de la conciencia sobre los contaminantes en los alimentos, el pescado vuelve a situarse en el centro del debate. Aunque es fuente de nutrientes clave como los ácidos grasos omega-3, también puede contener mercurio, una neurotoxina que, en grandes cantidades, puede afectar gravemente al organismo.

Por qué hay mercurio en el pescado

Según la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos, el mercurio está presente de forma natural en el medio ambiente, pero su concentración ha aumentado por la actividad humana, como la quema de carbón y la industria. Cuando este mercurio llega al agua, se transforma en metilmercurio, su forma más tóxica, que se acumula en los peces a través de la cadena alimentaria.

¿Qué pescado es el que más acumula mercurio?

La científica alimentaria Abbey Thiel explica que el principal problema no es comer pescado en general, sino consumir con frecuencia especies con altos niveles de mercurio. Entre los peces que más acumulan esta sustancia están el tiburón, el pez espada, la caballa real, la aguja y algunas variedades de atún. “Lo único de lo que debe preocuparse es de no comer pescado con alto contenido de mercurio varias veces a la semana”, afirma Thiel en declaraciones a Fortune.

Las latas de atún que puedes comer a la semana

La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA) establece recomendaciones específicas sobre la cantidad de pescado que se puede consumir semanalmente según su contenido de mercurio. En el caso del atún, la clave está en diferenciar entre sus variedades:

  • Atún blanco o albacora: tiene un nivel más alto de mercurio. La recomendación general es limitar su consumo a una porción de 113 gramos (una lata estándar) por semana, especialmente en el caso de mujeres embarazadas, en período de lactancia y niños pequeños
  • Atún claro: suele provenir de especies más pequeñas como el atún listado (skipjack), con menor contenido de mercurio. En este caso, se pueden consumir entre dos y tres porciones por semana, según los expertos, lo que equivale a unas 2 o 3 latas estándar

Los peces depredadores, por estar al final de la cadena alimentaria, concentran más mercurio. “A veces se comen cientos de peces más pequeños de un solo trago”, señala Thiel. Ese mercurio se fija a sus músculos y, al consumirlos, también se transfiere a nuestro organismo.

Cómo reducir el riesgo y los beneficios del pescado

Para reducir riesgos, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) recomiendan optar por especies con bajo contenido de mercurio, como el salmón, bacalao, trucha, tilapia o sardinas. Estos pescados pueden consumirse entre dos y tres veces por semana sin generar preocupación, según Thiel.

Además, la investigadora Tasha Stoiber, del Grupo de Trabajo Ambiental, recuerda que los omega-3 presentes en muchos de estos pescados no solo ofrecen beneficios nutricionales, sino que también ayudan a contrarrestar algunos efectos del mercurio. Un estudio realizado por su organización en 2018 mostró que cambiar a pescado con bajo contenido de mercurio puede reducir significativamente la exposición en solo tres meses. En definitiva, la clave está en la variedad y en elegir bien: consumir pescado sí, pero con conocimiento.

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