Así es el mamut lanudo cuyo ADN conservado podría resucitar especies extinguidas

Recorrer los confines helados de Siberia en busca de restos prehistóricos es, para el explorador sueco Love Dalén, parte de la rutina laboral. El 3 de septiembre de 2018, cerca de Belaya Gora, encontró el cuerpo congelado de una hembra de mamut lanudo fallecida hace 52.000 años. Ahora, un estudio publicado en Cell revela que ese cadáver conserva la arquitectura tridimensional de su ADN, algo nunca visto en fósiles y que permite saber incluso qué genes estaban activos en el momento de su muerte. El hallazgo, liderado por Dalén y un consorcio internacional de genetistas, abre una puerta inédita a la desextinción de especies desaparecidas.

Un hallazgo sin precedentes

Dalén, investigador de la Universidad de Estocolmo y bisnieto del Nobel de Física Gustaf Dalén, describe la pieza como “probablemente la muestra de mamut mejor conservada” que ha visto en décadas de expediciones. La oreja intacta del animal le impresionó de tal forma que aún hoy la evoca como una escena imborrable.

Hasta ahora, el ADN rescatado de animales antiguos se limitaba a fragmentos de unas cien letras. Gracias a la técnica Hi-C, creada por el genetista estadounidense Erez Aiden, los investigadores han recuperado cromosomas con cientos de millones de letras. Marc Martí Renom, del Centro Nacional de Análisis Genómico, compara el avance con “encontrar la fotografía de la caja de un puzle de 3 000 millones de piezas”. Por primera vez, la paleogenómica puede analizar cómo se plegaba el genoma y qué genes permanecían encendidos en un organismo extinguido.

¿Renacerá el mamut?

La dimensión práctica de este logro no pasa inadvertida. La empresa estadounidense Colossal, que planea obtener elefantes modificados con rasgos de mamut en 2027, ve en estos “fósiles de cromosomas” un impulso a sus planes. No obstante, Juan Antonio Rodríguez, coautor del estudio y profesor en Copenhague, llama a la cautela: “Desconocemos cómo se adaptarían estas criaturas al clima y a las enfermedades actuales”. Para él, recrear un parque de fauna pleistocena tendría implicaciones éticas y ecológicas imprevisibles.

Retos y oportunidades futuras

Los experimentos se desarrollaron en condiciones adversas. El 11 de marzo de 2020, en pleno laboratorio del CNAG en Barcelona, el equipo confirmó que el método funcionaba; dos días después, España entró en confinamiento por la covid-19. A la par, la invasión rusa de Ucrania ha dificultado el acceso a nuevas muestras, aunque los científicos han logrado repetir la hazaña con otra hembra de mamut cazada hace 39.000 años.

Más allá del espectacular titular sobre la resurrección de mamuts, el descubrimiento ofrece aplicaciones inmediatas: analizar la activación génica en organismos antiguos, rastrear adaptaciones al frío o a patógenos y, a medio plazo, estudiar momias egipcias o incluso el célebre Ötzi con un nivel de detalle impensable hace apenas un lustro.

Aiden aventura que la estructura tridimensional del ADN podría perdurar hasta 530 millones de años si se dan las condiciones adecuadas. Esa resistencia alimenta hipótesis tan audaces como la panspermia, la idea de que la vida puede viajar por el espacio adherida a cometas. “Somos muy ignorantes sobre muchos aspectos fundamentales”, admite; por eso mismo, cada nuevo fósil de cromosomas será, a partir de hoy, una ventana privilegiada al pasado profundo y quizá una llave para enfrentar los retos biológicos del futuro.

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